Antes de que
esta terrible enfermedad irrumpiera en nuestras vidas, solíamos oír por el despacho esta cantinela:
“Como ave precursora
de muy buen rollo,
como cada viernes, por el Valera
aparece Miguel Arroyo”
Así era él, optimista y alegre, práctico y decidido.
Y es que nunca se desvinculó del colegio, después de tantos años trabajando
en él como Director, con diligencia por el bien del alumnado y sintiéndose
orgulloso de algunas de sus iniciativas como el “periódico escolar”, la “ruta
en bicicleta por la ciudad”, el “mercadillo solidario de libros usados” y tantas otras actividades que ya forman parte
de la identidad de nuestro centro.
Nos solía visitar para compartir con nosotros algún chascarrillo de
los suyos.
Dándonos siempre consejos, ánimo y fuerza, desde su experiencia, pero
con humildad, para solventar los pequeños problemas de nuestro quehacer diario
como docentes.
La AMPA de nuestro colegio siente su pérdida y nos acompaña en estos
momentos de dolor como miembros de la comunidad educativa del CEIP Cristóbal
Valera.
Qué duro es perder a quien durante mucho tiempo ha formado parte de
nuestras vidas.
Descansa en paz compañero y amigo